¿Como hacerle frente al sufrimiento, el dolor, la desesperación y la agonía?
La muerte tiene como finalidad enseñarnos a valorar la vida. El dolor tiene por finalidad enseñarnos a valorar el placer. La tristeza nos enseña a valorar la alegría.
El mundo es un todo y encontrar el equilibrio, en las vivencias de las experiencias, nos permitirá vivir y convivir con los demás en armonía.
Mantener la serenidad y el equilibrio, pese a los conflictos, implica estar en armonía con uno mismo y con los demás.
La verdadera fuerza es la interior. Es decir, aceptarnos como somos y comprendernos: por qué somos como somos, es la fuerza más sólida. Mucho más que la externa.
La fuerza interior es la más difícil de cultivar, pero es la mas duradera. Nos permite “vertebración interior”, “solidez emocional”, para hacer frente a la desesperación, al maltrato, al miedo, al caos, a la incertidumbre.
Fuerza interior es una disciplina de mente, cuerpo y espíritu sintonizados armónicamente, “fluyendo como el agua”.
Es por eso que ser uno mismo, estar en armonía con los que sentimos, pensamos, expresamos y actuamos (ser coherentes) nos hace ser uno con el universo, ser uno con los demás y ser uno consigo mismo.
Esto nos permitirá comunicarnos con los demás de modo adecuado: es decir, poder diluir el YO en el NOSOSTROS sin dejar de ser uno mismo. Sin traicionarse. Sintiéndose bien consigo mismo.
Asumir la actitud de fluir como el agua y no oponerse como el granito sólido a los problemas, a las crisis, etc.
La vida esta “condimentada” de problemas. Siempre los habrá. Y tenemos que ser fuertes para hacerles frente. Y conocerse a uno mismo, aceptarse como es y comprenderse, estar en contacto con las emociones, nos da esa fortaleza.
SER uno mismo y NO PARECER, es la forma saludable de hacerle frente a las adversidades del universo.
Ser con verdad es la forma de ser. Tener un corazón compasivo frente al sufrimiento de nuestros semejantes consolida la fuerza.
Cuando uno se siente bien consigo mismo, nos parece mejor en mundo en que vivimos.
